¡Qué extraño el mundo de los sentimientos! ¡Qué sorprendente y magnífico es casi siempre! Vamos caminando por su extenso y abierto paisaje y, sin embargo, no hay ni un sólo instante que, en nuestro caminar, no nos sorprenda con una nueva y desconocida visión. A veces, caminamos por amplias avenidas en donde el amor brilla como un sol cálido y grato, acariciando nuestra piel sin quemar. Dejando que los mejores sentimientos jueguen, libres, en las vastas explanadas amables y serenas, sin nada ni nadie que perturbe esa serenidad.
Todo nos resulta cómodo, sencillo, acogedor; las palabras fluyen como arroyos haciendo florecer al paso de sus cristalinas aguas, flores y plantas aromáticaas que embellecen el alma. Es entonces, cuando decir "te quiero" nos suena a melodía celestial, cuando besar unos labios es como probar el néctar de la felicidad más absoluta y el horizonte se nos muestra repleto de manjares exquisitos que nos invitan con insistencia a probarlos y a sentir que estamos en el paraíso.
Pero, de pronto...algo ocurre en el cielo, en nuestro cielo y, ante ese sol brillante aparece una nube que comienza a oscurecerlo. ¡Qué extraño -pensamos-, si no es tiempo de tormenta! ¿De dónde habrá surgido esa negra nube?
Intentamos contínuar por esa amplia avenida, con la visión de ese hermoso paisaje...y ya no es posible. Tras de la nube, advertimos la silueta de un viento helado que nos empieza a hacer temblar. Corremos, asustados, sin poder comprender lo que está ocurriendo; sin saber de dónde ha salido esa amenaza, sin poder asimilar que "algo" nos está pasando, a nosotros, que creíamos tener todo lo mejor en nuestras manos y éramos poseedores de una auténtica fortuna de sentimientos.
El camino comienza a estrecharse y la angustia va brotando a ambos lados del camino amenazando con alcanzarnos. Ya, no vemos ni el arroyo ni esas flores que nos alegraban el alma. Tal vez, haya llegado el momento de buscar ese otro "algo" con lo que protegerse, con lo que defenderse, con lo que luchar.
Es posible que no todos sean capaces de pararse a pensarlo y se dejen atrapar y vencer. Pero, hay otros muchos como nosotros ¿por qué no? que nos detengamos a buscar en nuestro interior y encontremos nuestra mejor arma, la verdadera, la que nos hará ganar esa batalla.
En ese mundo de sentimientos también existe la perseverancia para seguir amando en momentos difíciles; el consuelo, las palabras de ánimo, ese abrazo que es capaz de viajar hasta donde sea necesario para abrigar a quien está sintiendo frío. Esa lágrima que se va convirtiendo en arroyo y hace crecer con su llanto compasión y ternura...a pesar de la sal.
Puede que ese arroyo sea un poco amargo al principio, pero lo sorprendente es que, en sus orillas, vuelven a crecer nuevas flores y plantas aún más olorosas, más aromáticas porque van fructificando con el dolor.
El mundo de los sentimientos es infinito. El mundo que nos rodea, no siempre es cómodo y amplio y debemos guardar nuestras reservas de amor para caminar sin peligro por esas encrucijadas que, de pronto, aparecen ante nosotros. Sus aristas son sumamente afiladas e hirientes pero, tenemos (debemos de tener) una buena coraza a mano que nos haga el camino más fácil y nos defienda de los duros ataques de la vida.
Es sorprendente el amor. Puede adquirir la forma, la textura que desees. Puede ser una flor tan leve y delicada como un suspiro..o una coraza indestructible capaz de proteger a quien amas. Y, por supuesto a tí mismo.
Tú eres quien lo decide.