viernes, 11 de noviembre de 2011

Desvelada




Estoy rara esta noche; creo que va a ser complicado dormir bien o tan siquiera dormir. Me doy cuenta cada vez más -y a  mis años ya debería estar de vuelta- de que nadie puede confiar en nadie y mucho menos confiarse. Cada cual tiene que comerse sus propios marrones - y los de los demás colores también- y dejarse de tonterías. Es triste pero es así, no hay más vuelta de hoja. Me da rabia pensar así pero es que la vida te lo va demostrando contínuamente y de qué vale pensar que estás en un error. 
 
No sé porqué pero antes de acostarme he estado repasando unos cuadernos de hace ya algún tiempo en el que, por lo que en ellos escribí aún era yo bastante confiada y pensaba eso de que: "to er mundo é bueno"... Así me iba a mí entonces...y así me sigue yendo en estos momentos. Está visto que no aprendo. Hay que ver, de todas formas qué diferentes formas de pensar, o mejor dicho de sentir entre aquellos escritos y los de ahora. Aún me quedaba algo de inocencia y más de una vez he sonreído al leer lo que escribía entonces y más de otra me han entrado ganas de llorar.
 
He estado a punto de romper todo lo escrito y unos cuantas hojas sí que he arrancado de la rabia que me daba la constatación de mi estupidez. Esto de repasar cajones y tratar de hacer limpieza se está convirtiendo en algo demasiado doloroso, pero no queda más remedio que aligerarse de equipaje antes de que llegue la parca y me pille con el petate a medio hacer. La verdad es que no me apetece que todo el mundo se entere de que he sido más ilusa aún de lo que ellos pensaban. (El mundo, vamos) Total...que he cerrado el cajón y me he venido aquí a desahogarme un poco porque aquí no me conoce nadie (o casi) y quien me conoce ya sabe de mi estupidez y de mi estulticia.
 
Y lo que dejo escrito por aquí no lo va a encontrar quien yo no quiero. O sea, nadie. Aún me queda mucho por repasar, mucho que tirar y mucho que quemar (porque hay cosas que me da pena eliminarlas de otra forma). Caray, cuánta porquería se llega a reunir al cabo de los años! Espero que me quede tiempo suficiente para hacer limpieza casi total. Así que si esta noche veo que no hay forma de cerrar las persianas me vendré otro rato a dar la tabarra a quien sea....

Ayy señor, ¡qué cruz!

Adel


miércoles, 9 de noviembre de 2011

Las voces del silencio




Hoy me desperté algo mustia: este es el resultado. Al menos me sacudí la pereza.

Amanece un día gris, un día de esos que dejan el ánimo enredado en la melancolía. El otoño continúa avanzando despacio, despacio, hacia su desembocadura en el frío invierno que le espera agazapado y sin color. No me gusta el invierno. No me gusta sobre todo Diciembre y Enero. Demasiado alboroto,  demasiado ruído.

La verdad es que nunca me gustó ese tiempo ni siquiera cuando era pequeña. Me gustaría irme esos dias a ver el mar. En esos dias está solo, silencioso y calmado. Tal vez lo haga. Tal vez me escape y pase esos dias en la soledad de esa playa larga, extensa y plácida. El mar siempre me llama y quisiera estar a su lado y poder dar largos paseos, disfrutar de su silencio y sentir el sosiego que me inunda el alma. Escuchar las voces del silencio que me hablan, sentir las mil manos que me ofrecen siempre algo hermoso.

El mar siempre tiene una conversación intensa y silenciosa para la que no todos los oídos están preparados. El olor del mar, su rumor; el aroma de los pinos que se inclinan hasta tocar el agua... Todo tiene una magia que es difícil de explicar y muy fácil de disfrutar. Muy fácil para quienes amamos el mar y sus silencios. Silencios que a veces nos hablan y que hay que saber escuchar. No siempre la soledad es sinónimo de aislamiento; pero hay que saber escuchar, hay que saber descifrar los misterios que nos son revelados a través de la música que interpretan las olas al romper mansamente en la arena o con furia devastadora sobre las rocas.

Silencio del mar que nos habla. Silencio que me gusta escuchar en esas tardes plácidas y serenas cuando tan solo queda el rastro del sol que ya se hundió en el horizonte; esa huella que da paso a otro tiempo de silencio, de calma y de sueños que tal vez algún dia puedan ser posibles y verse realizados.


Adel

lunes, 7 de noviembre de 2011

Tengo una cajita


Tengo una cajita guardada en el alma
repletas de letras, signos y palabras.
Redonditas, suaves, cortitas,
picudas y largas.
Unas van solitas, no quieren compaña,
otras necesitan que alguien las abrace
y se una a ellas para estar más guapas.

A veces se juntan en largas guirnaldas
y hacen una frase llena de palabras.
Otras, unen letras un poco enojadas
y forman sonidos que hieren el alma.
Pero, casi siempre
juegan
tan contentas que danzan
al aire y dicen que te aman.

Enlazan la A con la M
dos letras que solas no parecen nada,
pero la redonda O y esa tan rarita
que está algo inclinada  R se junta con ellas
y forman las cuatro una hermosa palabra.

A M O R. Para dar, recibir o sentir.
Para que se llene de alegría el alma.
¿Queréis unas pocas?
Seguro que todos los que lean esto
sabrán que es hermoso sacarlas del alma
y dejar que la Vida se llene
de AMOR con hermosas palabras.

Adel



Nacida de ti





Me has nacido, amor.
Vagaba en el profundo silencio
por el sendero de la No-Vida.
Llegaste a mí para nacerme.

Me alimento de tus palabras;
de tus besos, tus manos y las caricias
de ese mar
que llevas en la mirada.

Me cubre y me proteje tu piel;
me salva de mil naufragios,
me abriga de otros mil soles,
me sirve de reposo y de guarida.

En tu abrazo descanso
a salvo de pasados y futuros.
Mi presente está en tí.
por ti respiro.
Nacida por ti a la Vida...

Y cada día...
nazco de nuevo...y siento.
Tu amor se me adentra
hasta el centro de mi razón.
¡¡Por ti estoy viva!!


Adel



Noviembre






Noviembre apareció preñado de añoranzas
dando luz a la ausencia, alumbrando el dolor.
Dejando un gran reguero de flores olvidadas...
Flores que se marchitan sin lucir su color.

Es un mes escondido entre otoño e invierno
que no ha visto la lluvia de las hojas caer
alfombrando los campos, adornando el paisaje
como adornan las luces un gris atardecer.

Noviembre sabe a humo de hogueras encendidas,
de leños que se queman calentando el hogar.
De adioses desgarrados y de lágrimas quietas
que quieren deslizarse por el rostro...y llorar.

Llorar por ese tiempo en que fuimos felices
esperando el invierno y la nieve llegar.
Nuestras manos unidas, caminando al descuido...
ajenos a otra cosa que no fuera gozar.

Es Noviembre...y no veo blanquear los tejados
ni abro mi ventana para el frio sentir.
Hoy no hay nieve y están ya mis manos heladas
y...llegará diciembre..y me encontrará sin tí.


Adel


martes, 1 de noviembre de 2011

Oasis





Recuerdo vagamente aquel frondoso oasis
y tus ropas azules como el añil del mar.
El sol, en el desierto, calcinaba los huesos
y se hundía en la arena. Lava ardiente y mortal.

En tus ojos, la noche se miraba, curiosa...
asombrada de ver su negrura brillar.
Y, en los míos, tus ojos encendían la llama
que dio luz a la noche con su dulce mirar.

Dulce, como tus labios; dos dátiles jugosos
que fueron mi alimento, mi energía, mi paz...
Néctar que, me ha llevado en este largo viaje
a través de la inmensa y eterna soledad.

Y, tan sólo la noche, tachonada de estrellas
o el mar, con su profunda y extensa inmensidad,
se asemeja al desierto donde encontré en tus
manos, tus ojos y tus labios...mi oasis de verdad...


Adel