miércoles, 19 de septiembre de 2012

Conchitas y caracolas


Al volver de Mallorca me he traído conmigo un montón de conchitas y caracolas de todas las formas y colores. Algunas son realmente preciosas y parecen tener aún dentro alguna gota de mar...Y hasta me parece sentir ese olor a sal y hasta una pizca de ese rumor que tanto me subyuga cuando lo escucho con los ojos cerrados... o casi semiabiertos para no perderme ni por un instante su color, ya sea el azul intenso del mediodia o ese plateado por la Luna tan característico del amanecer; o el azul oscuro y casi negro donde se reflejan las estrellas en las noches sin Luna.
Cada verano que vuelvo se me enciende la nostalgia. No puedo evitarlo. Cuando me despido de mis hermanos y el avión despega dejándome ver desde la ventanilla los campos llenos de verdor y las orillas con sus bordados de espuma, siento una punzada extraña en el corazón porque pienso que no sé cuánto tardaré en volver de nuevo a disfrutar de su compañía y de todo lo que esa isla representa para mí. Allí es donde contemplé por primera vez el mar y a pesar de los años transcurridos no olvido la sensación que me causó al verlo. Su imagen se quedó fija en mis retinas y con el paso del tiempo, de los muchos años transcurridos, tan sólo he comprobado que el amor hacia ese mar que sentí aquel día tan sólo hace crecer y crecer. Y no sólo hacia el mar sino hacia esa isla que esconde rincones y calitas maravillosas en donde parece que el tiempo se detiene para ser disfrutado y vivido siempre, siempre, siempre....
Seguro que el próximo año volveré...seguro. No me atrevo a pensar en otra cosa diferente. De momento conservo siempre a la vista estas caracolitas y siempre llevo alguna colgada al cuello para sentir en mi piel la caricia del mar, de ese mar en donde nacieron y que yo ahora disfruto desde mi añoranza hasta que vuelva a dejarme mecer en sus aguas y ser otros días casi feliz...casi...

domingo, 16 de septiembre de 2012

Fuera de la cueva....¡bicho!

Gracias Jana, gracias a ti porque si no tal vez hubiera estado otros pocos meses dentro de la cuevita... Y es que tampoco se estaba tan mal allí... Y lo malo es que te acostumbras y luego cuesta un triunfo salir... Y así van pasando los días,las semanas y hasta los meses... Claro que casi casi nos ha pasado lo mismo a las dos ¿eh?. La verdad es que me alegro mucho de que tú también hayas vuelto pues sabes que me encanta leerte y también te he echado mucho de menos. Como verás (y supongo que verán) le he quitado el tapón al mar y he dejado que los peces se vayan al fondo donde reina más tranquilidad, y ahora estoy en el campo disfrutando un poco de la paz y la calma, así que he acomodado el Blog a la nueva circunstancia y a ver si con un poco de constancia vuelvo...y volvemos todos a una rutina que no por ser la única que no cambia no por ello deja de ser interesante vivirla. Lo malo de estar tanto tiempo sin entrar al PC es que se me ha ido la poca maña que tenía y me cuesta bastante estar dale que dale. No me acostumbro a estar tanto tiempo sentada así que como la espalda me reclama voy a ver si la hago caso y me doy una vuelta para estirarla un poco. Gracias de nuevo, Jana y gracias también a tod@s los que durante este tiempo han tenido la amabilidad de no olvidarme. Gracias