No sé, de pronto, qué hacer con mi tristeza. Si dejarla escondida o sacarla a la luz. Si permitir que siga colgada de mis lágrimas y así llevarla a rastras como pesada cruz. No sé, lo digo de verdad qué hacer con ella, si denunciar su acoso pero ¿a qué autoridad¿ .
Puede que de una vez vinieran a arrestarla y la encerraran presa sin ninguna piedad. Al despertarme hoy me la encontré en mi cama. Es tan cruel su osadía, tal su desfachatez, que una amarga sonrisa se me escapó del alma Y así uno y otro día. Y así una y otra vez. Hoy pondré mil cerrojos a puertas y ventanas. Puede que al fin se canse de causarme dolor y no encuentre resquicio por donde así atacarme y nazca una sonrisa en mi triste corazón.
La tristeza se cuela por los resquicios y solo se taponan con perseverancia, luego fortaleza, luego sonrisas, luego alegría, así poco a poco.
ResponderEliminarMucho tiempo sin saber de tí. Mucho. Un abrazo