sábado, 13 de agosto de 2011

Oasis...





Recuerdo vagamente aquel frondoso oasis
y tus ropas azules como el añil del mar.
El sol, en el desierto, calcinaba los huesos
y se hundía en la arena. Lava ardiente y mortal.

En tus ojos, la noche se miraba, curiosa...
asombrada de ver su negrura brillar.
Y, en los míos, tus ojos encendían la llama
que dio luz a la noche con su dulce mirar.

Dulce, como tus labios, dos dátiles jugosos
que, fueron mi alimento, mi energía, mi paz...
Néctar que, me ha llevado en este largo viaje
a través de la inmensa y eterna soledad.

Y, tan sólo la noche, tachonada de estrellas
o el mar, con su profunda y extensa inmensidad,
se asemeja al desierto donde encontré en tus
manos...tus ojos y tus labios...mi oasis de verdad...

Adel

4 comentarios:

  1. Precioso, Adel... me encanta los versos alejadrinos, siempre me han parecido más musicales que todos los demás. La imagen que has elegido es perfecta para el poema.
    Besos.

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  2. Gracias Jana. Es un placer leer tus comentarios y te estoy muy agradecida.

    Un besazo, guapa.

    Adel

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  3. Nada como la inmensidad del desierto para encontrarnos y nada como disfrutar de un oasis para compartir.
    Esos cielos nocturnos son inolvidables en el desierto.

    Besos

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  4. La noche en el desierto debe de ser algo maravilloso que vivir. Las estrellas podrán cogerse alargando apenas la mano....

    Besos, Ananda y gracias por venir.

    Adel

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