viernes, 30 de septiembre de 2011

Gotas....




...que caen rompiedo la calma
del agua,
haciéndose círculos
en busca de tus orillas...
 deformando durante un instante,
la inmensa quietud
del universo en movimiento.

Quiero ser
esa gota
que resbala dulcemente
por tu piel desnuda
en busca de tu universo
y perderme en su quietud...
en su inmesa y plácida quietud...

Adel

¡Espera!


¡Espera! No llames aún a la aurora.
Deja que la noche nos envuelva un poco más,
que cobije nuestro amor entre sus sombras,
que el silencio, sólo la pasión lo rompa.

Que no descubra el secreto la luz
y venga a cubrirme de pena tu ausencia.

¡Espera! No despojes de mi piel el deseo.
Deja que se empape mi cuerpo de tí.
Que quede tatuado tu aroma en mi piel
antes de que llegue al alba el rocío
y deje empapada mi alma de hiel.

¡Espera! Déjame que en sueños calme
en tí mi sed, no sueltes mi abrazo.

Que va a amanecer y al profundo abismo
de la soledad no quiero caer.
No llames aún a la aurora, mi amor.
Deja que en la noche yo te siga amando.
Que contigo, siempre, yo siga soñando.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Pasando la ITV...


Bueno...al fin de vuelta en casa. Esta vez no he ido al mar...esta vez la cosa ha sido un poquito más complicada pues parece que mi "motor" necesitaba una revisión porque alguna de sus válvulas parece que está algo chunga. ¡Será posible! Eso no se hace...y menos cuando parece que el corazón late de alguna manera especial ante la visión de unos ojos increíbles, de una mirada de esas que... Tal vez haya sido por eso jajaja... es que una no está acostumbrada a según que miradas....

Ya he visto que hasta me habéis dejado un regalito....tened un poco de paciencia ¡porfa! y ya os iré dando las gracias a todos y os iré a visitar para corresponder a vuestra amabilidad. En cuanto recupere fuerzas me pondré al dia.

Un abrazo inmenso para tod@s 

Adel

lunes, 12 de septiembre de 2011

Ocres y amarillos






Hoy, el cielo ha amanecido gris y tristón y, pronto, han
comenzado a caer del cielo copiosas y abundantes lágrimas.
Parece que, al fin, se ha rendido a la evidencia de que
el verano ha llegado hasta su meta y ya, se acaba.
Las tardes comienzan a acortarse y una melancolía
pálida y suave, se acerca tímidamente, como pidiendo
permiso para aposentarse en nuestras almas.

Quedaron atrás los cielos límpidos y azules, tan
brillantes que se reflejaban también en la mirada
y, ahora, están cubiertos por un velo de nostalgia que,
es, como la puerta por donde el otoño vuelve a casa.
Un otoño de colores y aromas diferentes, con
una belleza distinta, sorprendente y más calmada.

Es tiempo ya de cambios, de dejar guardados
los colores vivos y chillones del verano y dejarse
envolver por estos nuevos, tal vez, algo más
silenciosos y apagados pero igualmente bellos.
Los árboles se cubren de ocres y amarillos.
Infinitas gamas de colores que el sol de media tarde
convierte, con la lluvia, en mágicas estampas.

Brillando como piedras preciosas que, con el agua,
hacen temblar las hojas casi moribundas que,
se aferran con fuerza insólita a las ramas.
Pronto caerán vencidas y, una alfombra de vida
cubrirá los campos y los valles, alimentará la tierra
y, cuando vuelva después la primavera, se llenará
de nuevo de colores. Y de la vida que, ahora,
ha decidido descansar y renovarse entera.

Para eso, ha de morir, mostrando su belleza
en estos bellos paisajes otoñales y acompañando
a esta melancolía que, en el alma viene a refugiarse.
Ocres...amarillos. Rojos y naranjas. Colores
de un otoño que ya, viene llamando
con lágrimas de lluvia en mi ventana.

Adel

domingo, 11 de septiembre de 2011

Antes de que acabe el día...






Antes de que acabe el día,
antes de que el sol llegue a su último ocaso
y cubra el cielo y los campos
y mi corazón enamorado con tu ausencia,
quiero dejar mis palabras
en el aire para que las respires,
para que te las lleves
envueltas en nubes que aún no han nacido;
para que te sigan hasta donde vayas
y dibujen estrellas en tu noche.
Para que acompañen tu camino.

Antes de que acabe el dia
quiero dejar mis suspiros en el viento,
mis besos en las flores del almendro
que de nieve se han vestido,
mis caricias en las gotas de rocío
que la aurora deja en los pétalos
de rosales aún no florecidos;
mi amor...a lo largo del camino
por donde te llevarán tus pasos
en busca de tu destino.

Antes de que acabe el día....
me olvidaré de todo lo que he escrito
calzaré mis babuchas del amor eterno...
¡y me marcharé contigo!

Adel

Perdida




Perdida me he sentido
desde casi siempre, desde que recuerdo;
un poco -o un mucho- a merced de los vientos,
sin encontrar anclaje a mi medida,
sin sentir tierra en dónde echar raíces,
sin una mano cerca
que me invitara a pisar el suelo.

Cambiaba el horizonte y el paisaje
y yo nunca encontraba el mío;
todo era inconsistente y era incierto,
ausentes las miradas que animan a quedarse,
lejanas las palabras que infunden esperanza
que, amablemente, te indican un sendero.

Perdida...hasta que
de pronto hallé tu rastro, hasta que vi
unas huellas marcadas en el suelo
y supe, desde entonces, que ante mí
se abría un paisaje nuevo, un horizonte claro,
una mirada que me ofrecía
lo que busqué en mis sueños.

El viento se convirtió de pronto en brisa
dejó de zarandear mi alma y mi cuerpo.
Y me encontré en medio de un paisaje
donde en los árboles florecían
besos y caricias sólo para mis manos,
para mis labios como en mi sueño.

Y dejé de mirar a la tierra
para elevar la vista...
y darle gracias por tí...al cielo.

Adel 

Poemas ocultos





Poemas ocultos. Versos escritos
en el reverso del alma
donde nadie pueda descubrir
el seceto que los hizo nacer,
donde ningunos ojos profanen su sombra
escondida entre los pliegues
más íntimos de la madrugada.

Muros de silencio para esos versos.
Para esas palabras lanzadas
al negro de la noche.
Sin destino marcado, abandonadas
al viento que las esparce
sin ningún pudor, ante los ojos
cerrados al amor, abiertos a la nada.

El mar. Únicamente el Mar los reconoce,
los recibe, como recibe complaciente mis lágrimas.
Su sabor es el mío, su sal está
en mi sangre y sabe guardar el secreto
de mis palabras, de esos versos ocultos
que le lanzo para que los guarde entre las algas,
en el interior de caracolas de nácar.

Me lo dice la brisa cuando
entre sus olas me siento abrazada.
Me dice: "Ven, ven cada noche,
dame de beber el agua de tus palabras.
Yo las daré sabor, las bañaré con rayos
de plata, cuando la Luna, desnuda, se baña.
Y, esperaré en cada ocaso del Sol...
o cuando sienta en mi piel las caricias
del alba. Esperaré a que vengas
a buscarlas...o a quedarte conmigo
enredada en mi abrazo, vestidos los dos
tú de sal...yo de palabras".

Adel

viernes, 9 de septiembre de 2011

A mano



¡Qué hermosa sorpresa! ¡Qué enorme placer recibir tu carta!
Sí, tu carta... escrita a mano. A mano... ¡Cuánto tiempo pasado desde aquellas cartas que, desde mis manos a otras manos, escribía con verdadero cuidado, ya que no era como ahora, que cualquier error o equivocación se soluciona dándole a una tecla y... ¡asunto solucionado! 

¡Qué hermoso encontrar en el buzón la blancura de un sobre en el que la persona por quienes mis pensamientos revolotean dia y noche por mis sueños y mis anhelos, ha dibujado mi nombre con esmero!. Un sinfín de sensaciones, en ese pequeño recuadro que contiene palabras secretas hasta el momento de ser reveladas descorriendo con cuidado la puerta que abre su tesoro a mi mirada.

Tiemblan mis manos ante su belleza y me siento incapaz de traducir su mensaje ya que un velo de emoción cubre mis ojos. Aprieto el sobre contra mi pecho. Más tarde descifraré su mensaje que, posiblemente sea algo similar al que mi corazón imagina.

Esta carta precisa una respuesta igual. Escritas a mano, es posible que mis palabras resulten aún más sinceras. Escritas a mano, las palabras salen más directas del  corazón, con más calor, con un sentimiento más verdadero. Eso es lo que a mí me parece.

Voy a cerrar por unos instantes esta ventana y voy a asomarme al balcón de mi alma para encontrar esas palabras y plasmarlas con cuidado en el blanco lienzo que conformará el mensaje que mi respuesta. Voy a escribirte mi carta a mano.

Adel

Pensamientos de un verano tardío


Subí hasta la más alta montaña. Necesitaba respirar el aire limpio de la mañana y bañar de silencio mi cuerpo y mi alma. Amanecía y una luz tamizada envolvía el camino y las cumbres aún dormidas de Tramontana, como si estuviesen envueltas en gasas y tules que el alba extiende para llenar de paz y de calma el primer suspiro de la mañana.

Me retiré del bullicio que ya, a esas horas, comienza con quienes visitan el Monasterio y me adentré en el silencioso bosque señor y dueño de luces y sombras como la capilla del Monasterio, allá en lo alto.
Dejé mi corazón en la hojarasca y, con paso firme, avancé entre esas sombras y luces que parecían buscar su lugar en el frondoso bosque, mágico y centenario.

Rompió el aire el canto de un ave (quizá una alondra). Era como un lamento por haber sido profanado ese silencio y regresé despacio, saliendo de esa cúpula, de ese cielo en el que me había cobijado.
Volví a la luz, al cielo azul-añil, al mar calmado, pero...supe que aquel bosque sería ya siempre mi hogar y que, entre las hojas caídas del cercano otoño quedaría ya siempre mi corazón a su cuidado.
Adel

jueves, 8 de septiembre de 2011

Encuentro



Te vi aproximarte.
En la distancia ya se advertía
el deseo dibujado en tus ojos.
Con paso firme
te acercabas a mí y, en el aire,
danzaban, inquietas, tus miradas.

Me viste, al fin,
y sonreíste. Tu sonrisa me dijo
al instante lo que yo esperaba.
Se posaron tus ojos
en los míos, dándole
una nueva luz a la mañana.

Tus labios dibujaron
la forma de mis senos y tu mano
se hizo caricia debajo de mi falda.
Aún no has llegado a mí
y ya te siento. ¿Qué ocurrirá
al abrazarnos y sentirnos la piel?
Los corceles de la pasión...
por las olas cabalgan.

Adel

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Recordando...




Recorrí esta mañana (una de esas mañanas de mis vacaciones en Mallorca) las calles casi vacías del antiguo barrio de mi niñez. Silencio y abandono. Eso es lo que encontraba a cada paso, en cada esquina, en el parque, en los portales cerrados.
Huyeron las risas, las canciones, los juegos...¿hacia dónde huyeron? Ya, nada se asemeja a aquel barrio en el que fui casi feliz cada día; cada tarde, en el pequeño parque; cada noche, asomada a la ventana contemplando las luces del puerto, allá lejos y ese trozo de mar de la hermosa bahía que, entre las callejas y sobre los tejados de las casas más bajas llegaba hasta mí.

En las noches de intenso silencio, podía escuchar su rumor, su llamada al golpear las olas con fuerza contra las rocas...¿o acaso era tan sólo un sueño, una ilusión?
Muchas veces, dejaba los juegos del parque y caminaba deprisa, casi corría a su encuentro. Me sentaba en una roca con el corazón latiendo aceleradamente, temiendo que advirtieran mi escapada, pues ya sabía lo que me esperaba a la vuelta.

Pero...merecía la pena ese "pequeño" dolor ante la alegría de haber podido estar unos minutos a su lado.
¡Ahhh, el mar... Entonces si que escuchaba bien sus palabras! Veía a las olas ir y venir trayéndome noticias, contándome secretos o fantásticos cuentos con los que hacerme feliz. Se interrumpían unas a otras queriendo ser las primeras en llegar; a veces, me enviaban besos de espuma y otras veces me decían: ¡Vete ya, niña! Que es tarde y ya te estarán buscando por el parque. ¡Vete ya! pero vuelve mañana. Vuelve siempre, niña, que aún nos quedan muchas historias y cuentos que contarte.

Esta mañana, después de recorrer las callejas de mi antiguo barrio -ahora silencioso y casi abandonado- he llegado de nuevo hasta la orilla del mar...de "mi" mar.
Algunas olas me han reconocido y me han saludado llenas de contento. Han salpicado mis pies y me he dejado llenar de besos de espuma. Saben que ya, no tendré que salir corriendo para evitar el castigo. Ahora, soy dueña de mi tiempo -bueno, casi- y me quedaré con ellas todo el tiempo que quiera para seguir escuchando sus historias, sus relatos mágicos; para hacerlas compañía y sentirme acompañada, casi feliz...hasta que ella mismas me digan: ¡Ven, niña, ven al mar! Ven... que ya tienes un lugar entre nosotras. Ven, que ahora, ya puedes tú contarnos historias que luego, nosotras, podamos volver a contar....

Adel

Jamás debe perderse


No sabía qué hacer ya con ellas. Siempre que ordenaba papeles y cajones...aparecían como testigos de algo que no debió suceder jamás y que constituía su pesadilla contínua.

Miró tan sólo un par de ellas y las volvió a guardar en el sobre; enfadada, y con un gesto de impaciencia porque siempre terminaba con esa maldita lágrima que pugnaba por salir. Pero esta vez cerró la puerta antes de que se deslizara por su mejilla. Estaba harta, así que las puso directamente en la bolsa en la que iban otros muchos papeles y cosas destinadas a la basura.

Aunque tenía que reconocer que estaba guapa ese día y que esa sonrisa debería haber durado mucho más que las pocas horas que duró.Tan sólo hasta que llegaron al hotel y se quedaron solos en la habitación. Hasta que llegó el momento...

Debería haberlo presentido,pero...

Permanece seria, quieta...recordando...intentando comprender porqué no salió huyendo ese mismo día y permitió que fuera adueñándose y arrebatándole todo lo hermoso y positivo que poseía.

Hay quien dice que para salir de un pozo hay que llegar primero hasta el fondo y dar entonces el impulso necesario que te haga salir de nuevo a flote.

El suyo, fue un hundimiento lento y doloroso que la dejó vacía de todo; un hundimiento en el que perdió ilusiones, sueños, sus mejores años...y en el que estuvo a punto de ahogarse.

Pero, algo no le quitó del todo...algo se le pasó por alto...algo que fue el resorte que la impulsó hacia arriba de nuevo. Con nueva fuerza y nuevos bríos, y con una decisión que jamás pensó que llegaría a tener.

No resultó fácil. El miedo estaba demasiado aposentado en su alma, pero lo disfrazó de decisión, de firme voluntad. Aunque tuviese que
dormir con algo contundente entre las manos y la puerta cerrada con llave.

Él, podría haberla derribado, pero como todos los cobardes, odiaba el escándalo y el qué dirán de los vecinos que le tenían por un perfecto caballero.

Al fin, lo consiguió, se liberó de ese suplicio y ahora...intenta recomponer ese puzzle que, está tan desperdigado que quizás le lleve el resto de su vida.

Será una lucha diferente, un volver a recoger esos sentimientos, limpiarlos, mimarlos y colocarlos en su sitio. Aunque a algunos les falte algún trocito.

El que más le costó encontrar y recomponer y que él no consiguió arrebatarle del todo,lo tiene siempre a la vista y en lugar preferente
para no volver a perderlo.

Es....la DIGNIDAD.


Adel

A pesar de la distancia



¡No hablemos de amor!
Calla, por favor...¡no hablemos de futuro!
Deja que simplemente
se deslice el recuerdo del roce leve de tu piel
en mi piel 
al despedirnos junto al mar...
Ese roce suave de tus  labios en los míos
como un relámpago de luz,
como una pequeña ráfaga de ese fuego
que desprende el resto de tu cuerpo.

Da gracias que cerré los ojos al besarte 
y no me perdí en la profundidad
de tus ojos ardientes; 
de esos ojos de fuego
que queman y dejan huella
y cicatriz en la piel del alma.

¡No hablemos de amor!
Aún tiemblo
al recordar esa sensación
que me envolvió al sentir tu mirada,
al oirte pronunciar mi nombre...
al recibir el impacto de tu mirada...
Dos flechas ardiendo que se clavaron en mis ojos
y que aún los queman aunque estén cerrados,
aunque intenten dejar
que la oscuridad calme su ardor.

No necesitamos hablar de amor.
Dejemos que hablen nuestros ojos
al mirarse...
a pesar de la distancia.

Adel

martes, 6 de septiembre de 2011

Tiempo de otoño


Se acercaba el tiempo del cambio e inevitablemente iba entrando en ese estado de melancolía y tristeza que, por esas fechas se apoderaba de su alma.
Cuando comenzaba el otoño, empezaba a sentir ese característico cosquilleo. Una mezcla de inquietud y calma; de apatía y desazón unidas que le ponían sobre aviso.
Adoraba el otoño. Era...como entrar en un jardín silencioso y apacible donde reinaba la quietud, el descanso; una agradable pausa después del ajetreo del verano.
Todos sus sentidos parecían relajarse y tomar un tiempo de reposo...de verdadero reposo , ya que el verano solía ser un poco agotador por la cantidad de sensaciones...de deseos peleándose por salir a la superficie. A veces, alegres en demasía y que, el excesivo calor, pronto los dejaba ligeramente desmadejados, faltos de vida y de vigor.
Ese bullir de sensaciones casi siempre terminaba con demasiada rapidez, sin darle tiempo a poder asimilar el cambio,y dejando su corazón en un extraño estado de desilusión y esperanza.
Pronto pudo advertir que, únicamente la desilusión permanecía fiel a su lado mientras la esperanza se alejaba dejándole un amargo regusto de derrota.
Le costaba bastante acomodarse a esa nueva situación y sólo le consolaba la certeza de que pronto aparecería el otoño...un verdadero lenitivo para su alma. Restañando alguna que otra herida, llenándola de sonidos distintos y acariciadores. De colores suaves, de aire nuevo y limpio acompañado de melodías como susurros de hojas... lárgamente deseadas y añoradas como caricias maternales o amistosas.
El otoño era su estación favorita; la sentía como algo propio y muy acomodado a su manera de sentir y a su ánimo. Un tiempo calmado y lleno de sosiego sin la urgencia arrebatadora de la primavera o el exceso pasional del verano.Y mucho menos con el invierno, frío, inhóspito y solitario.
Por eso...era ya tiempo de apuntalar con firmeza los sentimientos, para que ninguna tormenta inesperada los derribase y, pudiese atravesar ese tiempo que , se presentaba harto difícil.
Tiempo de frías mañanas, de rocío convertido en escarcha, de nevadas que cubren el corazón, dejándolo en un estado de letargo y que, en algunos momentos, prefería que permaneciese así para siempre...sin sentir los latidos que impulsan la vida, pero también el reconocimiento de la soledad y la melancolía.
Adorable otoño...de cielo limpio surcado de nubes blancas, como retazos de su alma deshaciéndose en busca de ese momento del verdadero y ansiado reposo.


Adel

Comienza de nuevo...


...un camino hacia el otoño...¡Pero si aún quedan restos de verano en el azul del cielo! Restos de arena en mi piel junto al sabor salado del agua del mar que aún tardará en desaparecer para dejar paso a los pensamientos de invierno. Una extraña melancolía flota entre las nubes de este día de vuelta a la "normalidad". Como si fuera posible una normalidad lejos del mar; como si fuera posible... lejos de tu mirada.

Ah! tu mirada. Pensé que no hablaría de tu mirada...pero eso no es posible. Como no lo es dejar de pensar en lo lejos que ha quedado el brillo de tus ojos, ese brillo en el que han quedado pegados a fuego los míos. Tan lejos...y tan cerca porque han quedado dentro de mi alma. Y mi alma arde en esta mañana llena de soledad. Cierro los ojos y contemplo tu cara, tu pelo ensortijado, tus ojos color... ¿qué color le doy a esos ojos que queman al mirar? ¿Qué color tiene el fuego que arde sin llama?

Es lo que siento al pensar en ellos. Fuego, ardor, calor que se adentra en la sangre incendiando los sentidos más oscuros y profundos. Nunca vi ojos como los tuyos... Y en ellos pienso para poder soportar estos dias de ausencia... Y siempre la ausencia...siempre la maldita lejanía en la que deciden nacer los sentimientos. Siempre ese contemplar el cielo para recordar el mar; para poder volver a revivir momentos, risas, complicidades...siempre bajo el fuego penetrante y ardiente de esos ojos que siguen quemando la piel de mi alma...y dando un calor extraño a la piel de mi cuerpo que enrojece como lo hace el fuego al arder...como si sintiera vergüenza de lo que le hace sentir y tratara de envolverse en un disimulado rubor.

Comienza de nuevo...el sentir de mi cuerpo que se creía muerto al sentimiento. Comienza el camino hacia el otoño...en compañía de unos ojos que, de no estar lejos, ya habrían conseguido que mi cuerpo se dejara conducir hacia un incendio imposible de evitar....

Adel