Poemas ocultos. Versos escritos
en el reverso del alma
donde nadie pueda descubrir
el seceto que los hizo nacer,
donde ningunos ojos profanen su sombra
escondida entre los pliegues
más íntimos de la madrugada.
Muros de silencio para esos versos.
Para esas palabras lanzadas
al negro de la noche.
Sin destino marcado, abandonadas
al viento que las esparce
sin ningún pudor, ante los ojos
cerrados al amor, abiertos a la nada.
El mar. Únicamente el Mar los reconoce,
los recibe, como recibe complaciente mis lágrimas.
Su sabor es el mío, su sal está
en mi sangre y sabe guardar el secreto
de mis palabras, de esos versos ocultos
que le lanzo para que los guarde entre las algas,
en el interior de caracolas de nácar.
Me lo dice la brisa cuando
entre sus olas me siento abrazada.
Me dice: "Ven, ven cada noche,
dame de beber el agua de tus palabras.
Yo las daré sabor, las bañaré con rayos
de plata, cuando la Luna, desnuda, se baña.
Y, esperaré en cada ocaso del Sol...
o cuando sienta en mi piel las caricias
del alba. Esperaré a que vengas
a buscarlas...o a quedarte conmigo
enredada en mi abrazo, vestidos los dos
tú de sal...yo de palabras".
Adel
en el reverso del alma
donde nadie pueda descubrir
el seceto que los hizo nacer,
donde ningunos ojos profanen su sombra
escondida entre los pliegues
más íntimos de la madrugada.
Muros de silencio para esos versos.
Para esas palabras lanzadas
al negro de la noche.
Sin destino marcado, abandonadas
al viento que las esparce
sin ningún pudor, ante los ojos
cerrados al amor, abiertos a la nada.
El mar. Únicamente el Mar los reconoce,
los recibe, como recibe complaciente mis lágrimas.
Su sabor es el mío, su sal está
en mi sangre y sabe guardar el secreto
de mis palabras, de esos versos ocultos
que le lanzo para que los guarde entre las algas,
en el interior de caracolas de nácar.
Me lo dice la brisa cuando
entre sus olas me siento abrazada.
Me dice: "Ven, ven cada noche,
dame de beber el agua de tus palabras.
Yo las daré sabor, las bañaré con rayos
de plata, cuando la Luna, desnuda, se baña.
Y, esperaré en cada ocaso del Sol...
o cuando sienta en mi piel las caricias
del alba. Esperaré a que vengas
a buscarlas...o a quedarte conmigo
enredada en mi abrazo, vestidos los dos
tú de sal...yo de palabras".
Adel
Adel, qué maravilloso poema...Te iba a decir: "cerrados al amor, abiertos a la nada" me encanta, pero es que sigues leyendo y es todo tan, tan hermoso, y tan cierto, me haces sentir identificada, el mar y tú... sólo él para nuestros poemas, para nuestro sentimiento, tantas veces.
ResponderEliminarTambién me enamora la imagen que has elegido, con es blanca, solitaria, simbólica caracola.
Miles de besos, niña.