Se acercaba el tiempo del cambio e inevitablemente iba entrando en ese estado de melancolía y tristeza que, por esas fechas se apoderaba de su alma.
Cuando comenzaba el otoño, empezaba a sentir ese característico cosquilleo. Una mezcla de inquietud y calma; de apatía y desazón unidas que le ponían sobre aviso.
Adoraba el otoño. Era...como entrar en un jardín silencioso y apacible donde reinaba la quietud, el descanso; una agradable pausa después del ajetreo del verano.
Todos sus sentidos parecían relajarse y tomar un tiempo de reposo...de verdadero reposo , ya que el verano solía ser un poco agotador por la cantidad de sensaciones...de deseos peleándose por salir a la superficie. A veces, alegres en demasía y que, el excesivo calor, pronto los dejaba ligeramente desmadejados, faltos de vida y de vigor.
Ese bullir de sensaciones casi siempre terminaba con demasiada rapidez, sin darle tiempo a poder asimilar el cambio,y dejando su corazón en un extraño estado de desilusión y esperanza.
Pronto pudo advertir que, únicamente la desilusión permanecía fiel a su lado mientras la esperanza se alejaba dejándole un amargo regusto de derrota.
Le costaba bastante acomodarse a esa nueva situación y sólo le consolaba la certeza de que pronto aparecería el otoño...un verdadero lenitivo para su alma. Restañando alguna que otra herida, llenándola de sonidos distintos y acariciadores. De colores suaves, de aire nuevo y limpio acompañado de melodías como susurros de hojas... lárgamente deseadas y añoradas como caricias maternales o amistosas.
El otoño era su estación favorita; la sentía como algo propio y muy acomodado a su manera de sentir y a su ánimo. Un tiempo calmado y lleno de sosiego sin la urgencia arrebatadora de la primavera o el exceso pasional del verano.Y mucho menos con el invierno, frío, inhóspito y solitario.
Por eso...era ya tiempo de apuntalar con firmeza los sentimientos, para que ninguna tormenta inesperada los derribase y, pudiese atravesar ese tiempo que , se presentaba harto difícil.
Tiempo de frías mañanas, de rocío convertido en escarcha, de nevadas que cubren el corazón, dejándolo en un estado de letargo y que, en algunos momentos, prefería que permaneciese así para siempre...sin sentir los latidos que impulsan la vida, pero también el reconocimiento de la soledad y la melancolía.
Adorable otoño...de cielo limpio surcado de nubes blancas, como retazos de su alma deshaciéndose en busca de ese momento del verdadero y ansiado reposo.
Describes de tal modo el otoño, sosegado, amable, íntimo, que para mi ya es la estación favorita.
ResponderEliminarTienes mucho talento para comunicar sensaciones.
Te dejo un abrazo.
El otoño es mi estación preferida y, aunque aquí tardará un poco más que en otros lugares en llegar, ya se huele su estela, temprano en la mañana.
ResponderEliminarBesos
El otoño es hermoso. Se viste de colores cálidos y amables para suavizar el ardiente calor que no nos dejó disfrutar durante el verano.
ResponderEliminarMe alegra que sea vuestra estación preferida.
Gracias Samuel. Gracias Trini.
Besos para ambos
Adel