sábado, 16 de julio de 2011

Trágico destino

Cuando desperté el corazón me latía ruidosamente y con una fuerza brutal, como queriendo salirse de mi pecho. Aún quedaban algunas estrellas despiertas y en el cielo brillaba una extraña luz anaranjada que se agitaba lo mismo que los visillos cuando los agita el viento, fruto tal vez, de algún incendio o de alguna hoguera aún inextinguida.
Intenté incorporarme, pero el dolor me lo impedía y, al momento, comprobé que no estaba en mi cama y que el dolor que sentía estaba originado por algún fuerte golpe y a causa de mi postura. Tenía un brazo debajo de mi cuerpo y la cabeza ladeada, en una torsión inverosímil y muy dolorosa.

Gritar y pedir ayuda resultó algo imposible ya que, aún en el caso de que hubiese podido hacerlo, nadie me hubiese escuchado. Me encontraba tirada en medio de la nada. Un paraje desolado y desértico en dónde ni siquiera alguien completamente loco se aventuraría a transitar.
¿Cómo habría llegado hasta allí? Mis ropas estaban destrozadas y tan sólo conservaba un zapato. Tenía el pelo enmarañado y sucio y al llevarme las manos a la cabeza comprobé que, en algunas zonas, varias calvas habían sustituído al cabello.

Quise llorar...y tampoco pude. Mis ojos estaban completamente secos y, tan sólo el corazón seguía resonando con ese ritmo extraño que me producía un intenso dolor.
Me esforcé en relajarme y tratar de esperar a que la luz se instalará del todo en el cielo. Necesitaba comprender lo que podía haber ocurrido, pero mi corazón comenzó a latir cada vez más lento y me fui adormeciendo poco a poco.

Dejé de pensar y casi de sentir. Y en mi semiinconsciencia comencé a oir el ruido de un motor que se acercaba lentamente. Apenas tenía ya fuerzas y tan sólo deseé que, al menos, alguien advirtiera mi presencia y quisiera socorrerme.
-¡Vamos tío! que este es ya el último. Vacíalo aquí mismo que ya estoy deseando llegar a casa.

Nadie se fijó en mí. Al instante, sentí cómo una montaña de desperdicios caía sobre mí sepultándome del todo.
Antes de que me llegase la oscuridad total aún pude pensar: Esto se acabó. Bueno, al fin y al cabo, tan sólo soy...una muñeca de trapo

Adel

1 comentario:

  1. Trágico destino el de las muñecas.

    Buen relato y sorprendente final

    Abrazos

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