Una extraña embriaguez
me recorre la sangre por dentro
sin haberte aún bebido.
Vértigo mortal
de lujuria, deseo y pasión
en el que giro y giro.
La mente huye
se separa del cuerpo, corre loca
en busca de tí, a su libre albedrío.
Y mientras, el cuerpo cobarde
se refugia en esta prisión
con grilletes hasta en el corazón.
Ni una mirada.
Ni siquiera una voz.
El silencio aprisiona con fuerza
y hasta hace perder la razón.
En la noche se mueren
de hambre y de sed...y sin tí
mis cinco sentidos.
me recorre la sangre por dentro
sin haberte aún bebido.
Vértigo mortal
de lujuria, deseo y pasión
en el que giro y giro.
La mente huye
se separa del cuerpo, corre loca
en busca de tí, a su libre albedrío.
Y mientras, el cuerpo cobarde
se refugia en esta prisión
con grilletes hasta en el corazón.
Ni una mirada.
Ni siquiera una voz.
El silencio aprisiona con fuerza
y hasta hace perder la razón.
En la noche se mueren
de hambre y de sed...y sin tí
mis cinco sentidos.
Adel
En casos así se muere hasta el sexto, el más común de los sentidos, el Sentido Común.
ResponderEliminarUn poema hermoso, como el resto del blog.
Un saludo