Mi habitación, a oscuras.
La noche, caminando
por el silencioso valle de las horas dormidas.
El cielo,
El cielo,
con su manto salpicado de estrellas
y una corte solemne de nubes blanquecinas.
Y...frente a mi ventana,
Y...frente a mi ventana,
con un halo de luz coronándola entera,
la Reina de la Noche,
la Diosa del Amor...
la hermosa Luna Llena.
Contemplo su sonrisa
Contemplo su sonrisa
sabedora de sueños y deseos,
mientras...en otras noches,
millares y millares de ojos,
la contemplan con la misma adoración
que los míos la miran.
Y ella se desdobla,
Y ella se desdobla,
se convierte en millares y millares de lunas...
como un espejo hecho añicos
que refleja...en cada trozo...su figura.
Pero, esta noche,
Pero, esta noche,
la Luna...
es única en mi noche...
es única en mis sueños,
es...en mi alma...
ÚNICA.
Adel
Adel
Nosotras y la luna... una eterna relación profunda que sólo nosotras podemos sentir y entender.
ResponderEliminarLa luna y tú en tu noche con ella... hermoso.
Besos
Sí....sólo nosotras podemos sentir y entender.
ResponderEliminarCuánta razón tienes.
Besos
Adel
Gracias por pasar por mi casa y quedarte.
ResponderEliminar¡Qué lindas poesías haces!
Yo también te sigo.
Un abrazo.
La luna, el eterno satélite inspirador, evocador y disparador de tantas y tantas poesías. Dices bien, en tanto uno la contempla, otros millares de ojos también lo hacen. En lo que pocos reparamos es que, esa misma esfera de roca y polvo, también fue vista (esa misma luna) por Tut-Ankamen, Marco Polo, Julio César, Aristóteles, Atila, Napoleón, Cleopatra, Rasputín, Isabel de Castilla... sólo por mencionar a algunos. En fin, sigamos mirando a la luna.
ResponderEliminarUn abrazo.