Te pedí que te fueras una noche en
que la Luna estaba ausente de mi cielo.
Te rogué que te llevaras mi corazón contigo
para dejar mi cuerpo vacío de recuerdos.
Pero...no hiciste caso a mis palabras, a mis ruegos
y tan sólo te alejaste hasta la orilla de ese mar
donde, al caer la tarde, siempre te encuentro.
Mezclado entre la arena tibia y blanca,
en la suave y cálida espuma de las olas.
En las algas que mi piel acarician al bañarme,
en el sonido triste de una caracola.
Te encuentro en la brisa que roza mi rostro
con ternura, o que alegre, alborota mi pelo.
En la sal que se pega a mi piel como un beso.
En el olor a mar, en el azul del cielo.
Te pedí que te fueras...y no lo has hecho.
Y vuelves cada noche con el corazón repleto
de recuerdos. Y el mío...entre tus manos
se asemeja a una rosa de pétalos abiertos.
Te pedí que te fueras...pero era mentira.
Porque te sigo llamando con mi alma,
con mi cuerpo cargado de deseos,
con mi boca sedienta de tus besos.
Con ese corazón que te llevaste
hasta la orilla del mar y no más lejos.
Y que me lo devuelves cada noche
más lleno de amor, aún más vivo
y rebosante y lleno de recuerdos.
Adel
que la Luna estaba ausente de mi cielo.
Te rogué que te llevaras mi corazón contigo
para dejar mi cuerpo vacío de recuerdos.
Pero...no hiciste caso a mis palabras, a mis ruegos
y tan sólo te alejaste hasta la orilla de ese mar
donde, al caer la tarde, siempre te encuentro.
Mezclado entre la arena tibia y blanca,
en la suave y cálida espuma de las olas.
En las algas que mi piel acarician al bañarme,
en el sonido triste de una caracola.
Te encuentro en la brisa que roza mi rostro
con ternura, o que alegre, alborota mi pelo.
En la sal que se pega a mi piel como un beso.
En el olor a mar, en el azul del cielo.
Te pedí que te fueras...y no lo has hecho.
Y vuelves cada noche con el corazón repleto
de recuerdos. Y el mío...entre tus manos
se asemeja a una rosa de pétalos abiertos.
Te pedí que te fueras...pero era mentira.
Porque te sigo llamando con mi alma,
con mi cuerpo cargado de deseos,
con mi boca sedienta de tus besos.
Con ese corazón que te llevaste
hasta la orilla del mar y no más lejos.
Y que me lo devuelves cada noche
más lleno de amor, aún más vivo
y rebosante y lleno de recuerdos.
Adel
Me encanta. Te pedí que te fueras... pero era mentira. Claro que lo he vivido. Me encantan tus poemas, Adel.
ResponderEliminarMil besos.
Cuantas veces decimos cosas, esperando que no nos hagan caso.
ResponderEliminarBesitos.
Hermoso espacio y bellísima poesía.
ResponderEliminarMe quedaré por aquí con tu permiso.
Un saludo.