jueves, 11 de agosto de 2011

Sin A...



Se encontró, de repente, en medio de un torbellino de gente
y el miedo surgió de pronto y se pegó como un sello en su cerebro.

Descendió presuroso por el húmedo y lóbrego túnel y se ocultó en un diminuto escondrijo en el que su pequeño cuerpecillo se llenó en un momento de bichos horribles que le hicieron gemir de terror.

Se quedo inmóvil, temeroso de que esos energúmenos pudiesen verle u oirle y siguiesen con sus frenéticos e incomprensibles modos de decirle que se fuese bien lejos de sus dominios en los que se metió sin querer.

Ignoró el momento en que ese terrible episodio comenzó pero...no tuvo conocimiento del error y ese fue el principio del fin....de su fin.

Adel

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